¿QUÉ DEMONIOS ES ESTO?
Nunca pensé que llegaría hasta aquí.
[highlight background=»#FFCAD4″ style=»underline»]Ni a los 52 ni a los 593[/highlight]
No es un diario erótico —aunque el sexo tenga una silla de primera fila—, sino la crónica de un hombre que ha amado, odiado, reído, llorado y coleccionado historias con la misma pasión con la que otros coleccionan sellos.
593 es un número al azar… o quizá no tanto. A estas alturas, los números son lo de menos: lo importante son los hombres, las historias, y lo que dejaron dentro (y fuera) de mí.
Desde aquel chico que me robó un beso torpe a los 11 años, hasta el 593, que todavía no he tocado, pero con el que hablo cada noche como si nos hubiéramos amado toda una vida.
Aquí no hay príncipes azules, pero sí sapos, huracanes, terremotos y algún que otro milagro. Hubo tres grandes amores que duraron años y miles de pequeños capítulos que apenas sobrevivieron a un amanecer.
Algunos me enseñaron cosas valiosas. Otros… solo me enseñaron dónde no volver a poner los pies.
Este blog es mi terapia, pero también mi espectáculo.
Es mi manera de dejar constancia de que fui, que soy, y que, pese a todo, sigo queriendo más.
Si has llegado hasta aquí, ponte cómodo: la función está a punto de empezar.
Y yo nunca prometí que fuera apto para todos los públicos.
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